Cursos regulares. Intensivos. Workshops.
Actriz. Directora. Dramaturga.
Notas. Audios. Entrevistas.
“Escribir una obra de teatro implica, a veces, convertir la teórica política en acciones que permiten discutir y observar en escena el comportamiento de los sujetos en la sociedad. Esto no obliga a recurrir a una forma mimética, ni a la reproducción de procedimientos realistas. La aparición de imágenes asociativas, una sucesión de diálogos donde la crudeza de lo que sucede se escapa hacia una zona imaginativa y la articulación del territorio, la naturaleza y la explotación que captura por completo los cuerpos de las mujeres son algunos de los elementos que tomó la autora argentina Mariana de la Mata para crear la dramaturgia de Aurora trabaja.”
Entrevista en Théâtre Contemporain en el marco del festival de dramaturgia contemporánea La Mousson D’été.
Diálogo centrado en el proceso de creación de Aurora Trabaja, que fue leída y dramatizada durante la última edición del festival.
Aurora Trabaja fue traducida del español por Emilia Fullana Lavatelli y Victoria Mariani con el apoyo de la Maison Antoine-Vitez
“Ésta es una obra que tiene mucho de cuento, mucho de fantasía y sueño”, dice Leonor Manso, directora de la obra que subió a escena en la sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes. Se trata de Aurora trabaja, de Mariana de la Mata, dramaturga y actriz argentina residente en España. Es una pieza que, a partir de una situación poética tematiza, entre otras cosas, la dependencia de la mujer respecto del poder del salario que detenta el hombre. Es por esto que la autora encabeza su texto con una cita de la escritora y activista feminista italiana Silvia Federici, en la que se establece que las discriminaciones entre hombres y mujeres se deben al sistema que ha instalado el capitalismo, al cual llama “patriarcado del salario”.
Crítica de El Sueño de la Actriz publicada en Diario Crítico de España, a cargo de José Miguel Vila. Obra escrita e interpretada por Mariana de la Mata y estrenada en Madrid en 2023.
Prosigue en el Umbral de Primavera el Ciclo de Teatro Argentino, ya en su octava edición. Muy interesantes todas las propuestas que están pasando por ese Vivero Cultural, como gusta autodenominarse a quienes lo hacen posible, Vivi e Israel. El pasado viernes pudimos acudir a disfrutar de ‘El sueño de la actriz’, un montaje escrito e interpretado por Mariana de la Mata y dirigido por Fabián Díaz.
En forma de monólogo, una actriz cuenta en voz alta sus ocupaciones y preocupaciones ante el inminente estreno de una obra que ella misma va a protagonizar.
Por supuesto, no vive del teatro, sino que tiene que trabajar paralelamente como cajera en un supermercado e ingeniárselas como puede para compatibilizar su trabajo con su pasión, los escenarios, sin posibilidad de renunciar siquiera a cualquier oferta que le venga de ese sector.
De hecho, ahora los fines de semana actúa como figurante en una representación de ópera, con varias decenas de artistas en escena, en donde es prácticamente imposible que nadie se fije en ella para futuros papeles.
Con unas largas cortinas de fondo, varios montoncitos de pequeñas piedras en cada uno de los extremos marcados en el escenario, y un quinto montón situado bajo un taburete, encima del cual unos zapatos de alto tacón esperan a que la Actriz los calce en algún momento, Mariana espanta a los espíritus contando su precaria situación, no sin pequeñas y constantes dosis de píldoras de humor sobre sí misma.
La Actriz entra lenta en escena. Con esa misma pesadez, lentitud, casi derrota, comienza a hablar de cara al público, pero en realidad para sí misma: “Mi… maestro… Me… toma de la mano. Envuelve… Mi mano… dentro de las suyas y… Me mira a los ojos…”.
Es el comienzo de un monólogo de casi una hora en la que la autora y actriz cuenta en voz alta los trabajos, las neuras, la obsesión, los sueños, las pesadillas, los miedos, las ilusiones, los sufrimientos que esa Actriz tiene que transitar para acabar un día siendo ante el público el personaje que ha tenido que ir ensayando docenas de veces ante la mirada atenta, implacable y exigente de su director.
Y una vez, y otra, y otra, y otra, escuchando siempre la misma instrucción: “Deslizar, apoyar, caer y articular…”
Y así todo se vuelve una amenaza, un aguantar imprecaciones, presiones, casi insultos (“¡Vos no sos actriz…!”). Entre la utopía, los ensayos, los insultos y el maltrato, la Actriz tiene que sobrellevar vida, trabajo alimenticio y ensayos con la eterna duda de no saber si, a penúltima o última hora, no va a acabar siendo sustituida por el dictador director. Real como la vida misma. Muy interesante.
Crítica de Este Verano Te Mato publicada en La Nación, por Gabriel Isod. Obra escrita y dirigida por Mariana de la Mata, estrenada en Buenos Aires en 2017.
La acción ocurre en los años 90, en “un pueblo de la costa atlántica fuera de temporada”. Ese espacio vacacional deviene, entonces, un lugar fantasma. Sin turistas, los habitantes se preguntan qué hacer con sus vidas mientras esperan el próximo verano. Allí están Ana y Jorge, dos jóvenes que proyectan huir o, al menos, intentar de ganarle algo a un ambiente programado para una alegría siempre ajena, que se oculta tras un vidrio, un teléfono o una puerta. La llegada de un forastero, Sergio, movilizará una obra que hace andar los mecanismos de la risa y la melancolía con la misma intensidad.
Hay gran mérito en la dirección de Mariana de la Mata. Su trabajo consigue dar cuenta de la distancia inalcanzable entre el deseo de sus personajes y lo que efectivamente expresan. Aquí lo que se dice no es lo que se quiere, el deseo aparece en los cuerpos, en las incomodidades, en los tonos que encuentran para intentar comunicarse.
Esto hace a los personajes contradictorios, son claros en sus ambigüedades, obligan al espectador a analizar qué es lo que hay por detrás de lo que se está viendo. La obra no plantea una forma realista, sino que crece produciendo un lenguaje propio en el que todo es subtexto. De allí surge, también, la risa. Esa inadecuación entre el lugar que quieren ocupar y el asignado consigue momentos hilarantes.
Así, también, funciona la escenografía, que muestra una cosa, pero implica otra: una máquina de peluches, un teléfono público y la puerta de un local bailable que, en su interior, se parece a una kermés familiar. Todos esos ambientes prometen una felicidad asequible que siempre se mostrará esquiva. La forma de dar cuenta del pueblo balneario es exitosa y funciona más por sustracción que por agregar elementos. Los objetos aislados hacen al espectador completar lo que falta.
En su iluminación de neón, en el teléfono expectante que promete una llamada, en todo se va pintando una obra más extensa que la que efectivamente se ve y que se desarrolla en el espectador. Se ve una pareja que existió, pero que ya no podrá ser, una posible paternidad, un deseo inquebrantable de buscar una salida, aunque con ella no llegue la libertad.
Entre los actores se destaca Sergio Di Florio. Su entrada hace crecer la obra y distribuye la lógica de las relaciones con miradas siempre claramente intencionadas. Fernanda Pérez Bodria, por su parte, construye una madre graciosísima. Sabe jugarla de tonta, pero que tiene la inteligencia de una actriz solvente impresa en cada movimiento.
Profunda y entretenida, la obra genera un clima de nostalgia por las vías menos obvias. No faltan momentos de acción o pasos de comedia, pero es una pieza que se queda en la retina y en la mente mucho después de salir de la sala, donde uno seguirá intentando desentrañar exactamente qué es lo que mueve a estos personajes.
Este Verano Te Mato – La Nación